Las personas se apuntan al gimnasio por distintos motivos: mejorar su estética, ganar fuerza, perder grasa mágicamente (ojalá fuera tan fácil) o simplemente por curiosidad. En este artículo quiero ayudarte a tomar una decisión correcta y hablarte de tres caminos que puedes seguir: la salud, la estética o el rendimiento.

Ahora, empezamos con una mala noticia: ¡no puedes hacer los tres a la vez! Vas a tener que elegir uno. Y te explicaré por qué.

1. El camino de la salud

Si eliges el camino de la salud, tendrás una buena estética, ¡por supuesto! Pero no la apariencia "de revista" o la que ves en las fotos de tu cuerpo soñado, porque la salud abarca muchas más cosas.

Cuando hablamos de salud, no nos referimos solo a que tengas unas analíticas perfectas, o a que puedas correr 10 km en 30 minutos. Salud es cuidar tus articulaciones, tu masa muscular, mantener un porcentaje de grasa saludable, y sobre todo cuidar tu salud mental. El bienestar mental comienza con la aceptación de uno mismo, así que este camino no se trata de tener glúteos más firmes o un six-pack de ensueño. Se trata de equilibrio entre cuerpo, mente y alma.

La gente que sigue este camino come pensando en nutrir su cuerpo, no en contar cada caloría o en obsesionarse por lo que se ve en el espejo. Y sí, ¡se pueden disfrutar de una buena cerveza o un almuerzo con amigos sin remordimientos! Hacen ejercicio porque lo disfrutan, ya sea caminar, levantar pesas, o incluso sudar en un buen HIIT, pero respetan el descanso y las horas de sueño, y siempre buscan mejorar sus hábitos, como leer más, meditar y aprender a gestionar sus emociones.

2. El camino de la estética

Este es el camino para quienes quieren verse mejor delante del espejo. Quieren músculos más definidos y se inspiran en esos cuerpos perfectos que ven en Instagram (todos lo hemos hecho alguna vez). Pero este camino tiene sus retos.

Lo más difícil es que muchas personas empiezan sin aceptarse tal como son, esperando que con un cambio físico obtendrán la aprobación de los demás o serán más felices. Pero la verdad es que la felicidad no llega solo por verte bien, sino por sentirte bien contigo mismo.

Aquí, la alimentación es clave. Si crees que puedes lograr un físico de revista comiendo lo que te apetezca, lo siento, pero no va a funcionar. Tendrás que seguir una dieta estructurada, pesar tus comidas y a veces, pasar un poco de hambre. El entrenamiento es intenso, y aunque no siempre tendrás ganas de ir al gimnasio, la disciplina es fundamental. Si te toca entrenar, entrenas. Si te apetece una pizza pero te toca pescado, ¡pues a comer pescado!

Además, este camino tiene un costo extra: necesitarás un buen preparador físico que te guíe, y eso tiene un precio. Y los resultados no llegan de la noche a la mañana, así que si no tienes paciencia, este camino puede frustrarte.

Otra cosa importante: aunque este camino es más saludable que no hacer nada, puede afectar tu salud a largo plazo, sobre todo si te obsesionas. Mantener un porcentaje de grasa muy bajo puede interferir en tus hormonas y tu bienestar general.

3. El camino del rendimiento

Este camino es para quienes quieren competir en alguna disciplina. Es similar al de la estética, pero aquí no importa tanto lo que ves en el espejo. Si bajas o subes de peso, lo haces para mejorar tu rendimiento, no por estética. Por ejemplo, si eres corredor, bajar de peso puede hacerte más rápido, pero no lo haces para tener abdominales marcados.

Este camino, que conozco muy bien, tiene algo hermoso: la autosuperación. Participar en competiciones es una experiencia increíble, y te obliga a trabajar tanto tu cuerpo como tu mente. El rendimiento requiere mucho entrenamiento, dedicación y sacrificio. Yo, personalmente, llegué a entrenar hasta 6 horas al día como deportista de élite, lo que terminó afectando mi salud (a los 35 años me operaron de la cadera).

El rendimiento también implica una alimentación enfocada en mejorar tu capacidad física, no en cómo te ves. ¿El lado positivo? Las experiencias son inolvidables, pero hay que ser consciente de que el exceso de entrenamiento también tiene un precio.

Conclusión: elige tu camino

Mi objetivo no es asustarte con ninguno de estos caminos, sino ayudarte a elegir el que más se alinee con tus metas y estilo de vida. Tener claro tu objetivo es clave para que no pierdas la motivación, no te lleves sorpresas y puedas mantenerte enfocado/a.

Recuerda: no se trata de lo que los demás esperan de ti, sino de lo que tú realmente deseas. Conocer los pros y contras de cada camino te ayudará a elegir sabiamente y a disfrutar del proceso.

¡Si te interesa seguir aprendiendo y creciendo como persona o atleta, sígueme en Instagram @loïc_Trainer y mantente al tanto del blog! ¡Vienen muchas cosas interesantes que te ayudarán a avanzar en tu camino!

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